Amores tóxicos
Y ahora, que al fin he sanado, me creo con fuerzas para hablar de los amores tóxicos, esos que en un momento parecen regalarnos el mundo a nuestros pies, pero al poco, te das cuenta que se trata de todo lo contrario. Los amores tóxicos son espejismos del alma, de los que jamás podrás beber aunque estés muriendo de sed, de los que no puedes servirte aunque los tengas delante día sí y día también.
Todos hemos vivido uno, da igual si eres hombre o mujer, son parte de nuestro aprendizaje en el amor, quizás la lección más dura, sí, pero de la que más aprendes. Aprendes por lo menos a saber lo que no quieres y una lección como esta, muchas veces se tarda una vida entera en asimilar o quizás nunca lo hagas. Si esta clase de amores pasan por tu vida, no pierdas detalle alguno de todo lo que te hacen, porque aunque sea un combate cuerpo a cuerpo entre alguien que quiere con locura y alguien que se aprovecha de ese querer loco, siempre a la larga, son buenos para aprender a una velocidad de vértigo.
Y aunque pocos se atreven a hablar de ellos, porque un amor tóxico, siempre al comienzo es una derrota y uno se vergüenza el decir que lo ha padecido. Raramente el que lo ha sufrido en carnes, se atreve a admitir que se ha quedado enamorado o enamorada de alguien al que jamás tendrán y que incluso, llegarán a ser marionetas de este amor, muchas veces, sin escrúpulos.
Uno siempre espera que estos amores cambien, se sometan y como en una película, todo acabe con final feliz, esa es la esperanza del tonto enamorado, autoengañarse creyendo que el otro recapacitará y se dará cuenta de que ha ido por el mal camino, pero eso, casi nunca ocurre, esta clase de amores casi nunca cambian de acera, ni tan siquiera se paran un instante a recapacitar el daño que ha dejado detrás, no lo hacen, porque su propia palabra lo dice, son tóxicos.
Los amores tóxicos agotan, lo hacen, porque en unos segundos te traen lo mejor del mundo y luego tiran todo por la borda el tiempo restante. Y aun así, uno, se queda enganchado de esos cinco segundos buenos, por los que se cree merece la pena luchar. Nos emboban esos momentos mágicos que duran sólo un suspiro, lo mismo que esta vida y esa es nuestra perdición, porque sin saberlo, se meten en nuestra mente. Esos recuerdos incandescentes, repitiéndose una y mil veces más, es como una pequeña dosis de heroína recorriendo por primera vez nuestras venas. Nada de lo bueno que te pueden dar otros amores, pueden con estos escasos momentos buenos, en una palabra, se clavan a fuego en nuestra mente.
Y nunca hay una sesión de sexo tan bueno, como la que se tiene con un amor tóxico, de eso no cabe duda. El erotismo sube a niveles sólo comparados con la pornografía, todo vale, porque todo en esta relación es pasión y viene con tanta fuerza, que se desborda como un río en el mes de enero. Ellos saben cómo clamar el momento sexual más increíble de tu vida, para que se convierta en insuperable, para quedar enganchado una vez más y a partir de aquí, tardarás mucho en encontrar a otra persona con tanto fuego en el cuerpo.
Lo mismo que los besos, que en una relación tóxica se convierten en mordiscos, bocados llenos de saliva, con la lengua como maestra implacable de ceremonias.
Los amores tóxicos son tremendamente aditivos, la más grande las drogas, no te dejan ver a nadie más, su fuerza es tan descomunal, que sólo el miedo a perderlo te vuelve loco, te tiene la mente tomada, estas atados a ellos sin necesidad de ninguna cadena, un imán gigante sacude tu cabeza y tu voluntad
Lo peor, es cuando estos amores se marchan, te dejan en los huesos, tu corazón no respira, estas carcomido y ya no tienes voluntad de ser tú mismo durante mucho tiempo, esta es la peor parte. Su post marcha es brutal, ese sentimiento de soledad recorre cada parte de tu cuerpo y aun así, esperas que vuelvan, aunque te hagan todo el daño que han hecho una vez más, eso casi te da igual, porque vives y luchas por esos cinco segundos maravillosos que te han dado. Nunca vuelven, puedes esperar un millón de años y si lo hacen, ese volver solamente dura unos segundos, en forma de mensaje de texto, de wassap, y tú te emocionas con su vuelta, pero ellos ven lo que hay y se van de nuevo, saben cómo hacerlo para darte esperanzas y volverte a enganchar de nuevo. Cuando ven, que casi te olvidas de ellos o estás en camino de superarlos, ellos, no me digas como, lo saben y aparecen, cualquier cosa pequeña puede crear otra vez en ti un terremoto emocional y otra vez al punto de partida, un amor así es agotador.
Lo peor es despertar y ver que han sido la cosa más nociva que ha pasado por tu vida, entonces un miedo enorme se apodera de ti, y tu visión de las cosas y sobre todo de las personas, cambia radicalmente, todas las personas nuevas a las que conoces, las mantienes lejos de ti, es una desconfianza en grado sumo con todo el que te rodea, tienes miedo a hablar con otra persona nueva, a introducirla en tu vida, no le das la oportunidad de acercarte, no tienes fuerza para hacerlo, te tiemblan las manos con sólo hecho de pensar en ir a hablar con esa chica nueva y de que te rechace, te tambalea por completo, porque sabes que no lo soportarías, por lo que tiras la toalla antes de intentarlo. Esto te ocurre, porqué su magnetismo te ha aislado de todo lo que te rodea y de una forma u otra, ha robado tu alma, y para conseguirla, tendrás que trabajar mucho de nuevo.
Existe una forma de deshacerse de estos amores tóxicos, y no es más que darle tiempo al tiempo, el implacable juez, la medicina que todo lo cura, será tu mejor aliado y así un día en que ves que su imagen comienza a difuminarse, tendrás la fuerza suficiente para plantarte y hacerle frente. Entonces, el amor, a ese que has aislado, te sorprenderá con alguien, y comenzarás a sentir una vez más, mariposas en la barriga sin saber muy bien porque. Es el símbolo inequívoco, de que su fuerza se debilita y otra más grande y buena comienza a invadirte. Cuando es así, coges impulso, te sientes nuevo, pierdes al fin el miedo y cuando veas pasar a esa chica, que paso durante todo este tiempo y que no te atreviste a hablarle, porque creías que eras un perdedor, la pararás y le darás tu número de teléfono, aunque sea en un papel, mal escrito y a bolígrafo en plena era tecnológica y quizás, eso sea lo que la enamore y si te llama y sientes paz en vez de pasión, si sientes amor en vez de atracción, sabes con certeza que has encontrado el verdadero amor, del que te han privado durante todo este largo y oscuro camino.
Canción para escuchar en bucle: Holocene – Bon Iver
Jordi Cicely
7 Comments
Esteban
Suscribo cada uno de tus palabras. Por suerte los amores tóxicos nos enseñan a valorar el amor verdadero.
Jordi "Cicely" Santos
Los amores tóxicos son puro aprendizaje, sin ellos no sabríamos que es el amor verdadero.
florrobleda
Y la moraleja es…sí, señores, de ese vicio también se sale. El amor tóxico es como tierras movedizas, cuanto más te retuerces más difícil es escapar, y sólo los valientes lo consiguen. Enhorabuena por partida doble, Jordi 😉
Gádor
Lo bueno de haber tropezado con un amor tóxico es que tras superarlo jamás vuelves a dudar de lo que quieres realmente de una relación . Merece siempre la pena volver a sentir esas mariposas 🦋, la vida siempre merece la pena vivirla y si es feliz mejor que mejor 😉.
Barbiturika
Seis largos años….pero un día te das cuenta de que la realidad de tu relación no va paralela a lo que tu deseas. Entonces te sacudes el temor de avanzar sola, te lames las heridas dejadas, despliegas las alas y empiezas a volar. Sólo siendo libre se aprende a querer y que nos quieran de manera sana.
Jordi, la superación de estos momentos nos hace siempre mejores 😉
Sole
Sí señor! Yo reconozco que esos amores enganchan!! Son de lo mejor que se puede encontrar uno en la vida, aunque te consuman, luego te quedas con una lección de vida tremenda!!👏👏👏👏👏
Alberto
C’est la vie!