Pensamientos

El hilo invisible o la paciencia del amor

Hay tantas clases de amores como personas hay en este mundo, de hecho, es el mismo amor en tantas distintas formas como uno pueda imaginar. Los amores trabajados, son sin duda uno de los más requeridos y a la vez padecidos, esos que no se presentan fáciles desde el comienzo, porque una de las partes es bastante reacia a determinadas reglas del juego del amor, por las que no quiere pasar. La fenomenal película de Paul Thomas Anderson, El hilo Invisible, habla de esta forma de amor, algo que se puede ver desde casi la primera escena, cuando se nos presenta a un Daniel Day Lewis lleno de arrugas, pelo blanco y duro como el hierro ante las emociones y los sentimientos que le rodean. La película habla de una lucha encarnizada, entre alguien que siente de más y otra que apenas siente, o por lo menos no lo demuestra.

El famoso modisto Reynolds Woodcock, es un hombre elegante, serio, apuesto y con un gran éxito entre la realeza, estrellas de cine y gente de la burguesía británica, pero a la vez obsesionado con su trabajo, sobre el que gira toda su vida, en la que ni siquiera hay cabida para el amor, y el poco que siente, es sólo por su trabajo y su madre ya desaparecida, pero un día cualquiera, de esos que prometen ser como todos los demás, conoce a una camarera de clase baja llamada Alma y el flechazo es instantáneo entre los dos, algo impensable para un hombre tan ocupado con su exitoso, pero aburrido mundo. La expresión de la cara de Reynolds nada más ver a Alma, es una muestra absoluta de lo que es un flechazo en toda regla, solo por ese gesto, Daniel Day Lewis merece el Oscar. A partir de ahí Alma se convierte en su musa y amante y es cuando se produce, el choque a toda velocidad de dos mundos opuestos, incapaces de comprender otras formas de amar y sentir la vida. Durante la película, que se encuentra bajo una estética estrictamente cuidada y lúgubre, descubrimos que muchas veces, el amor no es tan blando, fácil y esponjoso como lo pintan, ya que en algunas ocasiones, hay que trabajarlo desde el minuto uno, porque ambos amantes son totalmente distintos.

Alma representa lo pasional, la locura, la sorpresa, la magia, el amor loco y puro que nos sacude alguna vez en nuestra vida el corazón y por el que haríamos cualquier locura, que en un estado emocional estable, ni siquiera se nos pasaría por la cabeza, Reynolds es la coherencia desde la cabeza a los pies, lo aburrido, lo metódico, lo estricto, representa la decadencia sin perder el control en ningún momento.

La película nos muestra que para esta clase de amores, uno tiene que tener mucha paciencia, incluso ir más allá y ser paciente, estar preparado para esperar una eternidad ante otra persona que no sabes con certeza si acabará doblando y rindiéndose ante ese sentimiento que intentas mostrarle, Alma parece tener la llave secreta que abre la puerta a este camino. Pero es una situación difícil, porque la pasión está a distintos niveles y mientras uno siente con el alma, el otro no sabe cómo darle cabida a eso que ha nacido dentro y a lo que le tiene miedo. Y esta guerra de sentimientos, siempre tiene como destino mostrarle a la otra persona, un mundo distinto al que se conoce. Alma espera y a veces desespera, pero siempre encuentra una razón por la que seguir esperando y luchando, muchas veces con una rebeldía que acelera los acontecimientos que ella quiere que pasen (esa forma de echar el té para que haga más ruido, protestar todo lo que él dice, enfrentarse a la hermana de este e incluso echar tierra por encima de los sueños de él), pero a la vez se convierte en su mejor aliado, ahí está la escena en lo que ella siente tanto dolor por ver un vestido de alta costura envuelto de una duquesa borracha que está tirada sobre la cama, que es ella misma la que va a quitárselo con sus propias manos, mientras un Reynolds viejo y sofocante, se queda estático sin saber qué hacer en la puerta. En esta clase de amores, a pesar de no ser fáciles desde el principio, siempre se encuentran momentos para compartir, para convertirse en confidentes y es en estos momentos tan mágicos y sobre todo fáciles, donde a golpe de subidones, el amor crece, de la misma manera que un niño de diez años da estirones mes tras mes.

En la película hay infinidad de detalles que podrían parecerse a historias de nuestras vidas y que aunque está narrada en una etapa distinta, uno sabe que el amor siempre fue igual, por los siglos de los siglos y así será.

Estos amores, si salen adelante, si triunfan, si se hacen un hueco…son eternos, para siempre. Se erigen con una fuerza impresionante y son capaces de destruir todo lo que se ponga por delante, pues han sido formados en una batalla sin cuartel, pero necesaria para crear la base sólida de una relación, que en cualquier otra forma, no tendría ni dos minutos de vida. Estos amores, aunque nos comen por dentro, si salen adelante, nos hacen invencibles ante desafíos más gigantescos, lo difícil nos parece fácil.

Esperar, convencer a la otra persona, mostrarle el camino y que los dos podéis andarlo juntos sin miedo a caerse no es fácil, más que nada, porque una parte no tiene la confianza o el miedo la aterroriza, o también porque no se lo cree, que exista gente en el mundo que puede darle todo a cambio de nada, dispuesta a cuidarla, a ser su compañero de viaje y eso a veces da vértigo, eso a Reynolds lo mataba, estuvo tanto tiempo metido a solas en su mundo de egoísmo, que no toma en serio a alguien nuevo en su vida. El mayor ejemplo de esperar, ante la desesperación, de permanecer inerte antes las adversidades,  lo representa Alma, cuando esta inmune y correcta, permanece detrás de Reynolds, mientras este le dice a su hermana, en una conversación que él piensa Alma no escucha, que esta tiene que marcharse, porque ha puesto patas arriba su mundo y su casa.

En estas historias, siempre aparece una tercera persona que hace de puente entre los dos, en la película, era la hermana recta, pero sentimental de Reynolds, ella es la gran aliada de Alma y aunque en un principio, la distancia entre las dos es enorme, pronto se dan cuenta que se necesitan e incluso se aprecian, en la vida real, siempre puede ser una amiga o amigo, que es la que te dice como esta todo para comenzar el acercamiento y nos da las pautas para conseguirlo. Estas terceras personas desean más que nadie, que la historia salga adelante y funcione.

Está claro que no se puede vivir la vida de otra persona, ni tan siquiera que sienta como nosotros o con la misma intensidad o de la misma forma, pero si podemos enseñarle lo que le podemos ofrecer, como la podemos cuidar, como la podemos abrazar y la posición que adoptaremos cuando durmamos juntos, como hace Alma al lado de Reynolds, cuando  este yace moribundo en la cama, a consecuencia del veneno que esta le está metiendo en la comida, es ese gesto comprendemos, que siempre, pase lo que pase lo cuidara. Ante esto, pocos pueden decir no, es más, con el paso del tiempo, de los días, la otra persona se abre, aunque al principio, los gestos de apertura por parte del protagonista se cuenten con los dedos de una mano. En cambio, se le puede coger de la mano y que la sienta calidad, que vea que a veces, las cosas salen porque tiene que salir y que hay sensaciones de bienestar enormes esperando. Una sonrisa de Alma, bastaba para que Reynolds dejase por un instante su mundo estricto de la costura y recapacitase.

Quizás la parte más bonita de estas historias, es saber sorprender, Alma lo hace con una cena a solas con Reynolds, después de echar a todos los trabajadores de su casa, frente a frente los dos por primera vez, ella emocionada de que él lo entienda y el furioso porque ella no entiende nada, pero el asombro hizo acto de presencia y Reynolds baja su enfado, en una mueca que demuestra por primera vez en la película, un halo de ternura en su rosto.

Y en estas relaciones aunque a veces hay broncas, enfados, malos entendidos, bajones, siempre siguen adelante, aunque sea algunas veces con un pasito más lento que de costumbre, porque entender dos posiciones tan opuestas no es fácil y se necesita tiempo para digerir las emociones de uno y de otro. Los mayores desencuentros que sufren Reynolds y Alma, son sin duda, los momentos que más cerca están el uno del otro, incluso en aquel en el que Reynolds no la deja pasar a su habitación, porque dice está trabajando y le cierra la puerta en las narices.

Quizás la secuencia más bonita y a la vez más dramática, es en la que Reynolds se da cuenta que Alma lo está envenenando y a pesar de eso, el accede a comer de esa comida envenenada, a sabiendas de lo que le va a pasar, es una forma de desmoronarse ante ella y pedirle que le deje pasar a su mundo, del que siempre huyó y al que ahora entra sin miedo, mientas le pide un beso antes de comenzar a vomitar sentado delante de un retrete.

Luego, estos dos mundos se acercan, se juntan una vez visto, que ambos tienen ganas de lo mismo, pero lo buscan de diferente forma. Es el momento en el que un gran hilo invisible va estrechando la distancia entre ambos. De la misma forma, que Reynolds buscó entre la muchedumbre a Alma en aquella fiesta de fin de año, para terminar bailando con ella a solas, entre una sala gigantesca llena de globos de colores y gente borracha por los suelos. Ella lo hizo antes, cuando no había visto en su vida una aguja y un dedal, para luego ser su más ferviente crítica y admiradora.  A veces, uno tiene que dejar su mundo de miedos y complejos y adentrarse en el de la otra persona para sentirse libre y a gusto y comprender de una vez por todas, que lo que la otra persona quiere enseñarte y compartir contigo, es algo muy bonito.

Para nosotros, los mortales, estas historias pueden parecer muy cinematográficas, pero al fin de cuentas, algunos hemos vivido alguna vez algo parecido y si tenemos la suerte de que esto ocurra, solamente tenemos que comprender esa frase que dice: El que resiste gana. En el amor esto se multiplica por dos, solo hace falta un hilo invisible y mucha paciencia.

 

Jordi Cicely

Este es el lugar donde descansan las emociones de un escritor curioso, aventurero, emocional, romántico, caótico, tozudo, insensato, sensible, tenaz, persistente, impulsivo, vital, soñador... y que cuando se mira a un espejo y se queda un rato en silencio, se ve como un viajero incansable, amante pasional, escritor espontáneo, amigo infranqueable. Mis pasiones: La música (la Psicodelia, los Oldies, lo Sixtie, el Brit Pop, Queen y Freddie Mercury, el Indie, el Shoegazing, Brian Wilson y los Beach Boys, el Pet Sounds), la literatura, los relatos, la Generación Beat de Jack Kerouac, el existencialismo de Camus, los poemas de Rimbaud, El Principito, los viajes por el mundo, cinco ciudades inolvidables (Braga, Londres, Brighton, La Habana y Hong kong), el cine de Larry Clarck, Godard y la Nouvelle Vague, la serie Doctor en Alaska, el pueblecito de Cicely, el movimiento Mod, el British Style, la marca Fred Perry, la cerveza Superbock, la Holanda de Cruyff del 74, el Budismo, la noche en silencio, Latinoamérica, las chicas misteriosas, la vida...que es un suspiro. Solamente una cosa más: Si quieres perderme, sólo tienes que mentirme.

2 Comments

  • laugurut

    La realidad supera a la ficción en la mayoría de los casos.Es cierto que esta clase de amores están ahí y es necesaria mucha paciencia por ambas partes para que todo fluya y siga su curso….pero en el amor todo puede suceder…asique prohibido rendirse 😉 Gracias crack!!!!!!!