Momentos

Volverla a ver

No la puedes olvidar, no puedes olvidarlo, es una verdad como un templo, aunque pasen mil años, aunque durase solo unos meses y fuese un amor tóxico, aunque cada noche sea una fiesta sin fin distinta. Estos amores que se meten dentro del alma como si no hubiese un mañana, te impregnan por dentro de una forma tan radical, que ya son parte de uno. Reaccionas como lo harían ellos, caminas como ellos caminaban e incluso tomas las decisiones que ellos solían tomar y que eran muy distintas a las tuyas.

Una vez que admites esto, no te queda otro camino más que expulsarlos, desbingüarte de su esencia. Pero a veces, esto resulta ser tan sumamente difícil, que casi se convierte en una misión imposible, si esto ocurre, no te queda otra opción más que cubrirlo con otros amores. Es como atacar un virus que no se puede destruir, pero si aislarlo para hacerlo inmune y que no contagie a mas células.

Primero comienzan las noches de fiestas, cada vez más salvajes, cada vez más largas y cuando ya no te acordabas de llegar al amanecer a casa, ahora esto, se convierte en una constante. No llegar con los primeros rayos del alba a casa, significa que la noche fue una mierda y entonces hay algo dentro de ti que te dice que ella, ha ganado y tú has perdido, porque lo has pasado mal por su culpa. Y no quieres que esto ocurra, quieres demostrarte que puedes ser algo más sin ella, aunque te queme por dentro.

Cada noche una chica distinta, una historia distinta, una ilusión que se destila. Todas estas amantes desfilan entre tus brazos, entre tus labios e incluso por tu cama, en forma de lista sin fin, porque así tú crees que la olvidarás, que un polvo de una noche borrará su recuerdo, cuando sabes, que ni siquiera borrará una caricia suya, o incluso una promesa que te hizo y que nunca cumplió y a la que tú te aferras como un clavo ardiendo, como única esperanza, de que ella vuelva algún día para cumplirla. Es un ansia generalizada de hambre, de encontrar a alguien, para calmar ese vacío que tienes dentro desde que ella se ha ido. Estas chicas son tus trofeos de caza, que quieres que ella vea, para hacerle saber que estás mejor que nunca, que ligas más desde que te ha dejado, que no estás solo, en definitiva, que ella se equivocó dejándote tirado y que ya nada puede hacer, cuando en realidad puede hacerlo todo, porque un simple roce de su piel o una llamada, te desmoronaría por completo…

Aunque sabes que ella te vigila, que sabe todo de ti, porque alguien se lo ha dicho, porque sabes que la sientes cerca, no te llega. Todas estas historias de amores fugaces, son la única forma que tienes de restregárselo por la cara, de una forma utópica, crees le entrarán los celos y te llamara o te enviará un WhatsApp.

Al comienzo de cada nueva cita, vas ilusionado, piensas en encontrar pronto a alguien que la olvide, ese ansia te mata desde el primer momento. A los cinco minutos ya sabes que es una decepción, que la chica que tienes en enfrente, poco tiene que hacer contra ella. Nunca las comparaciones fueron tan odiosas como en estos casos, pero aun así, sigues adelante. Estas chicas te hacen sentirte bien, son las encargadas de levantarte tu ego y subir tu autoestima, te llenan por dentro, en una falsa gula emocional, que poco o nada tiene que ver con la realidad de tus sentimientos. Es simplemente un proceso, en el que te sientes eufórico, pero perdido por dentro.

Cuando estás cansado de fracasar después de tanta búsqueda, una pregunta vuela sobre tu cabeza ¿Qué pasaría si te la volvieses a encontrar? Por una parte lo reniegas, huyes, le dices a todo el mundo a los cuatro vientos, que no quieres volverla a ver en tu vida, pero en el fondo te mueres de ganas de que suceda, por arte magia y de forma casual, como esas películas taquilleras de Hollywood. Esto tiene una parte buena y mala, es el mayor ejemplo del dualismo, por el que se sujeta esta vida rara y loca. Sales por donde ella solía hacerlo, andas por las calles que ella pasa todos los días, esperas encontrártela de morros, pero en tu barriga afloran unas mariposas que están más revolucionadas que nunca, es esa sensación, de cuando tenías un importante examen en el que te lo jugabas todo, en definitiva, es miedo. Es el miedo a no saber cómo reaccionar al tenerla delante, sobre todo, a no saber cómo reaccionaría ella. No sabes si pasará de largo, si sólo te dirá un leve adiós, si parará como si nada ocurriese, si estará a la defensiva… Pero si lo hace, si se para y pierde dos minutos contigo, ya nada importa, ni siquiera esa chica que has conocido hace poco y con la que llevas tonteando por WhatsApp ya unas semanas y que es tu última esperanza. Esto todo desparece por arte de magia, lo borró todo en una décima de segundo, sin apenas esfuerzo. Y que decir, si te clava la mirada con esos ojos impresionantes negros, un escalofrío recorrerá tu cuerpo, tanto, que llenaría de energía tu vida una vez más, cuando todas las demás, no hicieron más que desinflarla.

Pero lo que realmente te aterroriza, es  encontrarla de noche de fiesta, por eso evitas salir por donde ella lo hace, por su ciudad, por esos locales que alguna vez dijo frecuentar, en una conversación de cuando os estabais conociendo no tenía la menor importancia, pero hoy la tiene toda. Por un momento se te pasa por la cabeza, pero luego rechazas esa idea. Tienes pánico, porque no tendrás tiempo de reacción al verla pasar por tu lado, la noche es distinta  al día, en la noche todos somos guapos, todos tenemos opciones de ligar y los egos se elevan hasta las nubes, y el de ella, es mil veces más grande y poderoso que el tuyo. Te da pánico ver como tontea con alguien en el pub donde coincidís, porque siempre pasa y el mundo se te vendría abajo, si se empiezan liar delante de tu cara. Ella lo disfruta por partida doble, porque sabe que tú lo estás viendo y nada puedes hacer y basta para que esto ocurra, para que esa noche no encuentres a nadie con quien intercambiar unos cuantos besos y te vea más solo que la una, una vez más, ella ha ganado. Este es el peor momento, ese que nunca quisiste vivir, pero que ahora padeces en tus propias carnes. Y ella tan feliz, con ese nuevo chico, con el que parece ser cómplice, para luego hacerse esas promesas, que os hicisteis los dos no hace mucho tiempo. Y ya sé, que está actitud es egoísta, porque hiciste lo mismo con esas chicas que tuviste todo este tiempo, pero a cada uno le duele lo suyo.

Es en las situaciones extremas, cuando se actúa de la forma contraria a la que uno creía hacerlo y aquí no es distinto. Así que quedan dos opciones, volverte loco y entrar en un estado enajenación  mental transitoria, o todo lo contrario de lo que creías que ibas a hacer. Permanecer de pie, inmóvil, mirándolos a los dos juntos mientras se comen la boca. Un sinfín de recuerdos sacuden tu cabeza, como rayos en una tormenta perfecta, pensamientos que te vuelven a esos días en los que estabais bien, descubriéndoos, intimando y te das cuenta, que has sido un estúpido, al agobiarla para que tomase esa decisión que para ti era inmensamente fácil, pero para ella era un mundo y que si no tuvieses esas prisas, hoy quizás, estuvieses en el lugar de aquel tipejo, que hoy te ha sustituido

Y ahí están los dos, disfrutando de la vida, de la noche, en la que todo se multiplica por dos, incluida tu frustración.

Te marchas, arrastrando los pocos pedazos de corazón que te quedaban, y la autoestima, que decir, se ha marchado para no volver en mucho tiempo… No queda más remedio que volver a casa, con el rabo entre las piernas y pensando en ella una vez más, pero con una sensación rara por dentro, una mezcla de celos y rabia. Lo peor, es la tristeza que te invade, que hace que el dolor del corazón sea tan grande, que crees morir pronto. Ha sido peor el remedio que la enfermedad, el plan salió fatal y ya no quedan más balas que disparar. Lo único que puedes hacer es esperar y que aquello, sólo fuese un ataque de rabia de ella y que mañana todo sea igual o también puede, que aquel fuese el hombre de su vida, el que te borrará de su mente de una vez por todas y si es así, todo salió el revés. Sólo queda una opción, taparte con las sabanas hasta el cuello, dormir y esperar que esto no fuese más que un sueño, un mal sueño y lo que has visto, mañana al despertar, desaparezca.

Canción para escuchar en bucle: You Stopped Making Sense – The Radio Dept.

Jordi Cicely

Este es el lugar donde descansan las emociones de un escritor curioso, aventurero, emocional, romántico, caótico, tozudo, insensato, sensible, tenaz, persistente, impulsivo, vital, soñador... y que cuando se mira a un espejo y se queda un rato en silencio, se ve como un viajero incansable, amante pasional, escritor espontáneo, amigo infranqueable. Mis pasiones: La música (la Psicodelia, los Oldies, lo Sixtie, el Brit Pop, Queen y Freddie Mercury, el Indie, el Shoegazing, Brian Wilson y los Beach Boys, el Pet Sounds), la literatura, los relatos, la Generación Beat de Jack Kerouac, el existencialismo de Camus, los poemas de Rimbaud, El Principito, los viajes por el mundo, cinco ciudades inolvidables (Braga, Londres, Brighton, La Habana y Hong kong), el cine de Larry Clarck, Godard y la Nouvelle Vague, la serie Doctor en Alaska, el pueblecito de Cicely, el movimiento Mod, el British Style, la marca Fred Perry, la cerveza Superbock, la Holanda de Cruyff del 74, el Budismo, la noche en silencio, Latinoamérica, las chicas misteriosas, la vida...que es un suspiro. Solamente una cosa más: Si quieres perderme, sólo tienes que mentirme.

2 Comments

  • Esteban

    Has descrito con una precisión quirúrgica un sentimiento apenas definible. ENORME!!!!!

  • laugurut

    Y de nuevo sentimientos que se creen aletargados despiertan al leer cada una de tus palabras
    Es cuestión de tiempo y hay que tirar hacia delante…pero ese primer amor, ese amor tóxico, o un amor platónico van a formar parte del recuerdo de uno mismo hasta el final de sus días
    Gracias por recordarnoslo crack!!!!! 😉