Las fotos que no tiré
Hoy después de mucho tiempo, he vuelto a ver tus fotos. ¿Y sabes qué? No sentí nada, absolutamente nada, ojalá fuese así desde el comienzo, pero no ocurrió, fue como fue, ya está. Las estuve desempolvando porque quería saber que sentía y me gustó constatar que no hay nada que ya puedas quitarme. Me arrastraste a un viaje lleno de esa locura tuya… salvaje, pero que ya queda lejos y detrás de una puerta que cerré con llave. Cuantas cosas nos hubiéramos ahorrado ¡joder! como nuestros dolores de cabeza, aunque más por mi parte que por la tuya, a ti te costaba menos zanjar los temas. Así de grandes fueron mis heridas al conseguir salir y a ti ni te importó lo más mínimo.
Quizás lo más doloroso de todo para mí fue tu indiferencia, el silencio abrumador con el que me dabas de bruces y yo no podía entender como aguantabas en ese baño repetitivo de nihilismo.
Ahora, sin embargo, al pasarlas en el visualizador de fotos del ordenador me sale una sonrisa, una sonrisa cálida, todo lo contrario a la mirada fría de tus ojos la noche que habías decidido dejarme, una sonrisa sin el más mínimo de rencor en su base, portándote como una actriz genial .Hoy es todo de un color sepia en este invierno que acaba de comenzar, como si fuese un recuerdo de mi niñez en el que tú no estás porque tú en aquellos tiempos no existías. Es real que ya no guardo un dolor que pueda relacionarse con algo tuyo directo como una fotografía. ¡Que peso me he quitado de encima! ¡Que bien estoy así! es más, parece incluso, que no hayas pasado por mi vida y la hayas puesto patas arriba como un maldito huracán.
No siento envidia de aquellos días, ni tan siquiera la nostalgia me mata como haría hace unos años, cuando aún sentía que estaba un poquito unido a tu recuerdo, que aun había esperanza.
Te miro y no te veo guapa, no te veo sexy, no te veo dulce, no te siento, no te extraño…simplemente no te veo, aunque en muchas de ellas estés a mi lado, a veces jugando con mi pelo, otras arrimando tu boca a mi mejilla mientras miras con mirada pícara a la cámara. No siento envidia de aquellos días, ni tan siquiera la nostalgia me mata como haría hace unos años, cuando aún sentía que estaba un poquito unido a tu recuerdo, que aun había esperanza. Lo noto cuando escucho Christmas Lights de Coldplay y me devuelven a mis tiempos en Londres, la navidad que ya no estabas y por la que caminaba con una tristeza que no te merecías, debajo de las miles de luces que iluminaban mi figura idiota, pero hoy ya es distinto, me siento vivo y radiante, eso me pasa a mí ahora que sé que no tienes ningún poder sobre mí. Ya casi ni recuerdo aquellas mentiras tuyas en las que me contabas que querías estar conmigo, que yo era todo lo que tú buscabas, que estabas cómoda y no sé cuántas mierdas más que no te creías ni tú, pero yo sí…y me hacías sentir un ser especial.
Demasiado tiempo temiendo al vértigo que me produciría el que algún día nos tropezásemos de repente bajo la luz brillante de las luces de Navidad
Ahora sé con certeza que si nos volviésemos a encontrar por casualidad, si chocásemos una vez más, no aparecería ese hormigueo en el estómago que sentía antes de los exámenes del instituto. Demasiado tiempo temiendo al vértigo que me produciría el que algún día nos tropezásemos de repente bajo la luz brillante de las luces de Navidad, que unas veces me recuerdan a mis paseos por Oxford Street y otras veces a ti, como si volviese a dar un millón de pasos hacia atrás en el tiempo. Hoy eso no ocurriría, porque quizá, si pasases por mi lado no te reconocería, ni siquiera te delataría tu olor tan característico, el mismo que intentaba adivinar en cada una que se parecía un poquito a ti, ni tampoco ese color oscuro de tu piel que podría diferenciar en la distancia entre un millón de personas.
Y hoy me he atrevido a hacer una cosa que hace tiempo me rondaba la cabeza, he conseguido borrar todas tus fotos, las nuestras, las que teníamos juntos, las que me pasaste por whatsApp cuando nos estábamos conociendo y que luego miré un millón de veces con la excusa tortuosa de no olvidarte del todo. Y me quedo simplemente con la nostalgia de otro tiempo, cuando las fotografías eran en papel porque así podría darme el gusto de romperlas en trocitos, arrojarlas a la chimenea y ver cómo arden y se convierten en ceniza.
Te has ido del todo al fin, a punto de llegar la Navidad, en esta época en la que todos esperan a sus seres queridos, repito, te has ido dejando que brillen las luces de navidad… ¡por fin!
P.D: No he sido capaz de eliminarlas de la papelera, eso lo dejo para el Año Nuevo.
Feliz Navidad.
Canción para escuchar en bucle: Christmas lights – Coldplay