En la casa de Freddie Mercury
Corría el año 89, cuando un viejo amigo de mi pueblo, me pasó una cinta de Queen de sus primeros grandes éxitos, por aquel entonces, yo no tenía una banda predilecta, a pesar de gustarme ya mucho la música. Aquello fue la Caja de Pandora para mis sentidos, recuerdo que aquel verano, no hice más que escuchar y rebobinar una vez y otra la pletina de mi radio casete, fue entonces, con este disco, cuando me compre mi primer vinilo y poco después mi primer Cd, The Miracle y Greatest Hits II, luego vendrían todos los demás de la banda británica, uno tras otro, camisetas, posters…y mas tarde, todo el elenco de bandas mundiales de rock y pop, desde los primeros 50, hasta la actualidad, sin importarme estilo, país o idioma…
Con Queen y su líder Freddie Mercury comenzó todo, fue una sacudida a mi cabeza llena de pájaros, en una edad, en la que uno piensa, lo bonita que es la vida y toda las cosas que te quedan por hacer. Para ese momento, necesitas una banda sonora, un grupo que te acompañe en ese viaje lleno de emociones post acné.
Aquello fue un primer amor en toda regla, toda tu vida gira entorno a ese ídolo que has conocido y casi sin darte cuenta, ha impregnado cada cosa que respiras, y sólo por eso, le perdonarías cualquier cosa. A Freddie le debo muchas cosas, la gran colección de cds y vinilos que tengo, las decenas, e incluso centenas de conciertos que he asistido, mi programa de radio Dulce Magnolia, el Grunge, el Brit pop con Oasis a la cabeza y una gran parte de mi vida, que giró entorno única y exclusivamente a la música…
Apoyarme delante de aquel muro, que resguarda la mansión de Freddie, no fue acto más en mi vida, no fue un lugar mas que visitar, ni siquiera, una tarde más gris londinense en la que pasar el rato, aquel momento, trajo en mi un montón de sensaciones casi olvidadas, que guardaban una parte de mi vida, en la que las cosas se sienten a flor de piel. Un muro de cemento adornado con decenas de dedicatorias borradas por la lluvia, me hizo sentir viejas emociones, que te dibujan la sonrisa en la cara sin saber muy bien porque.
Pasan los años y en la vida van apareciendo otras prioridades, las canciones ya no se sienten como cuando uno está en plena efervescencia adolescente o en la veintena, las cosas que te rodean no se ven de la misma forma, esas que te acompañaron en cada segundo en suspiros de exahustismo, pierden fuerza, es un síntoma inequívoco de que te has hecho adulto y otro mundo menos alegre, se abre ante ti. Pero a pesar de todo, uno no puede despojarse de todo esto y tirarlo a la basura, no se puede, porque entonces, uno mismo tendría que ir detrás de esas cosas, al fondo del cubo de la basura…por eso lo de hoy fue tan grande, porque, a pesar de no sentir una parte de mi vida enorme, que me acompaño hace mucho tiempo, por un instante, me vinieron todos estos momentos a la cabeza, en los que yo quería ser como Freddie, a pesar de su final, a pesar de no tener nada con él. Estar delante de la puerta de su casa, donde vivió, donde escribió himnos, que más tarde yo saltaría y bailaría en la habitación de mi casa, como si no hubiese mañana y donde murió, por una enfermedad, que no existía cuando el nació, para mi, esto fue como volver a mi adolescencia y juventud. En una palabra, sentirme vivo otra vez.
Freddie Forever.
Canción para escuchar en bucle: These Are The days Of Our Life – Queen
Jordi Cicely
2 Comments
florrobleda
«Tonight I’m going to have myself a real good time
I feel alive»
Así empieza «Don´t stop me now», y así termina tu artículo: «Sentirme vivo otra vez»
Redondo, amigo Jordi
Jordi "Cicely" Santos
Gracias una vez mas Flor. Estar delante de la persona a que adoraste durante esa época, en que todo se siente de forma especial, es como sentirse vivo otra vez, indescriptible. Un beso.