Lugares

Tumba y cenizas de Freddie Mercury

Era uno de los grandes misterios del Rock, saber el enclave exacto donde estaban las cenizas de Freddie Mercury. Fue así por petición de la voz de la Reina, no quería ser parte de aquel show que el mismo dijo que debía continuar, alejaba de su cabeza esa idea de parecer el bufón del circo que vendría después de su muerte. Por eso mismo, el misterio se agrandó con los años y dos décadas después, parecía no tener respuesta. Pero un día cualquiera, que son los días en los que ocurren las cosas más maravillosas, una luz enseñó el sendero a millones de fans de todo el mundo. Apareció una pista, en forma de pequeña placa, en un monolito de un cementerio al noroeste de Londres, concretamente en Kensal Green.

Siempre que se le preguntaba al resto de componentes de la banda, contestaban que las cenizas estaban en el Lago de Montreux, donde Freddie tenía una casa y donde hoy se erige una enorme estatua en su honor, otros decían que debajo del cerezo, que hay en el precioso jardín japonés de su mansión Garden Lodge, daba igual, sus amigos jugaban al despiste con todos nosotros. La única que lo sabía a ciencia cierta, era su ex amante, amiga, confesora y administrativa de la riqueza de Freddie, la callada Mary Austin. Ella fue la heredera de la mansión de Freddie y allí vive desde entonces, esa mansión en la que estuve apoyado, justo al lado de aquella puerta, por las que tantas veces salía mi ídolo en mitad de los ochenta. Mary le prometió a Freddie que jamás se lo contaría a nadie, que se iría con ella a la tumba, pero la nostalgia con el tiempo se acrecienta y lo que parecen promesas inquebrantables, se convierten en secretos, que se van pasando en forma de secreto que te cuento, pero no se lo digas a nadie…Ella lo amaba con todas sus fuerzas, incluso esperaba que algún día dejase a los hombres para volver con ella, era un amor loco y de respeto a la vez…No aguantó y decidió hacerle un pequeño homenaje al Dios Mercury. Un día de febrero de hace un año, un fan se encontraba paseando por el cementerio para a ver un familiar, cuando se topó de casualidad con tal divina señal, era una placa con una inscripción, en la que aparecía el nombre real de Freddie, que no es otro que Farrokh Bulsara, con fecha de nacimiento y muerte y una leyenda en francés que decía que no lo olvidaba y además una firma en forma de M ¿Mary Austin?, demasiadas pistas para ser algo irreal. Aquello corrió como la pólvora por Londres, miles de fans pusieron marcha hacia Kensal Green e invadieron el camposanto, allí adoraron la placa como si fuese la misa cabeza del profeta del Rock. Al poco, la placa fue arrancada, se dice que la misma Mary ante un ataque de pánico, de sinceridad con ella misma, al saber que le había faltado a la palabra al malogrado Freddie, otros dicen que un fan que se la llevo para casa, qué más da, la placa es lo de menos, el lugar es lo que importaba.

20160110_134027.jpg

Cuando me enteré de la noticia, preparé esta excursión desde mi Crawley, en total un ahora y media en tren y varios metros para llegar al cementerio, que desde aquella, esta con vigilancia las 24 horas del día. Con el sol del invierno a mis hombros, me planté ante las lujosas cancillas y entré, no dije nada ni pregunté nada, entré como un médico en un hospital y nadie me pregunto nada, ni siquiera los dos policías de la entrada…guardé la compostura durante unos segundos y cuando dejé de verlos, apresuré mi paso para buscar ese monolito. El cementerio es como todos los típicos ingleses, sin muchas florituras y muy naturales, casi todas las tumbas están en el suelo, nada de unas encima de otras y pocas son los majestuosos temples que guardan familias enteras. Hay un lugar que me llamo la atención, en vez de cruces y tumbas, donde reposa cada fallecido, se planta un árbol o un rosal, esa idea es el grado sumo de la eternidad, la muerte y la belleza en forma de flor y hoja…

Luego pase por el crematorio donde Freddie se convirtió en cenizas y estuve parado unos segundos, recordando las imágenes de su entierro que yo vi, cuando era muy pequeño, en aquella televisión de antes en la que solo había dos canales, era el mismo lugar de aquellas imágenes, que se habían quedado guardas en mi mente. Pero eso no era lo que venía a ver, así que seguí buscando, encontré a lo lejos un monolito que creí que podía ser, me acerque y comencé a sacar fotos compulsivamente, había un hombre a lo lejos que no paraba de mirarme mientras arreglaba las flores de varias tumbas, pero me di cuenta que aquel no era el que buscaba, muy pequeño y no era el que aparecía en las fotos de Google. Me acerqué al hombre y le pregunté, fue una situación curiosa, porque antes de terminar mi frase, el sacó el nombre de Freddie Mercury, sabía a leguas que yo era un fan más que venía a ver el lugar sagrado. Sonrió y me dijo, que me acompañaría hasta cerca de donde estaba, aproveché para preguntarle si realmente era donde estaban las cenizas de Freddie, miró a todos lados y en voz baja me dijo que era allí, con lo que mi excitación creció. También me avisó que la placa no estaba, la habían arrancado. Me dejó casi a las puerta del lugar, donde hay una cancilla y un muro de árboles que forman el cierre del lugar. Nada más entrar, lo vi, pero no había uno, había cuatro monolitos con placas, me dirigí a todos, los rodee, les saqué fotos y no sé porque, me paré enfrente de uno, que resultó ser el auténtico, no había placa, pero ese era el lugar, me senté enfrente, en la hierba helada y no dejé de mirarlo durante unos minutos, allí mismo, estaban las cenizas de Freddie, hace unas semanas estaba delante de su casa y ahora delante de la tumba más secreta de la historia del Rock, como había cambiado mi vida desde que había llegado a Londres… como arte de magia, durante el tiempo que estuve allí, no se acercó nadie, me dejaron a solas con él, recordé una y mil veces todos los vídeos y discos que compré, aquella época, en la que la música se siente de una forma distinta y en la que la música de Queen, llenaba toda mi vida…

Canción para escuchar en bucle: It´s Late – Queen

Jordi Cicely

Este es el lugar donde descansan las emociones de un escritor curioso, aventurero, emocional, romántico, caótico, tozudo, insensato, sensible, tenaz, persistente, impulsivo, vital, soñador... y que cuando se mira a un espejo y se queda un rato en silencio, se ve como un viajero incansable, amante pasional, escritor espontáneo, amigo infranqueable. Mis pasiones: La música (la Psicodelia, los Oldies, lo Sixtie, el Brit Pop, Queen y Freddie Mercury, el Indie, el Shoegazing, Brian Wilson y los Beach Boys, el Pet Sounds), la literatura, los relatos, la Generación Beat de Jack Kerouac, el existencialismo de Camus, los poemas de Rimbaud, El Principito, los viajes por el mundo, cinco ciudades inolvidables (Braga, Londres, Brighton, La Habana y Hong kong), el cine de Larry Clarck, Godard y la Nouvelle Vague, la serie Doctor en Alaska, el pueblecito de Cicely, el movimiento Mod, el British Style, la marca Fred Perry, la cerveza Superbock, la Holanda de Cruyff del 74, el Budismo, la noche en silencio, Latinoamérica, las chicas misteriosas, la vida...que es un suspiro. Solamente una cosa más: Si quieres perderme, sólo tienes que mentirme.

4 Comments