Momentos

Su última llamada

Después de todo este tiempo distanciados, después de todo este tiempo tan necesario, que te ha servido para reflexionar, pero también, para ponerte incluso más loco, pensando en todo lo que pasó, donde se falló, porque todo se fue al traste, porque todo cambio del día a la noche, cuando todo funcionaba tan bien y todo acabo tan mal. Después de todo este tiempo, que pueden ser semanas o meses, lo único que esperas es que ella recapacite y te llame. Que borre de su mente, esas últimas palabras que te dijo y que se introdujeron en tu cabeza y no has podido olvidar, ni tan siquiera cuando duermes, en las que gritó, con más rabia, que con verdad, que no te quería volver a ver, que ya no eras nada en su vida, que todo había salido mal desde que os conocisteis y que se arrepentía de haber tenido esa historia contigo. Estas palabras tan duras, han sido desde ese momento, parte de tu sangre que bombea a una velocidad supersónica tu corazón, cada vez que las recuerdas, son, en definitiva, tu castigo.

Aun así, no te queda otra que desaparecer de su vida, aunque no quieras y aunque sepas que este distanciamiento, abrirá una brecha tan grande en tu interior, que nadie podrá cerrarla, al menos, durante un largo tiempo. Esa sensación de perderla, de alejarse tan rápido, que en un parpadeo ya no la ves, crea en ti una sensación de bajón tan grande, que sabes, tardarás mucho en quitártela de encima. Es como morir estando vivo, es el suplicio, que tienes que pasar cada día que te levantas y su imagen viene a ti, nada más abrir los ojos en unas noches en las que ni siquiera descansas.

Ella se ha ido, no hay más remedio que aceptarlo, aunque duela, aunque cueste, aunque no lo aceptes y si esto ocurre en verano, esta estación se vuelve en el invierno más gris y lluvioso en años y aunque salga el sol y fuera el calor sea tan sofocante, que ni la sombra de abrigo. Todo ese sentimiento de frustración, se multiplica por mil, porque no hay más clavario, que sentir frío dentro cuando fuera el calor sofoca. Y ese verano será un infierno, justo la estación en lo que todo puede pasar y las emociones están a flor de piel.

Un día cualquiera, una noche, en esos momentos, donde los recuerdos vienen a tu mente multiplicados por dos, recibes un WhatsApp, que crees es de cualquier amigo o amiga que requieren tu presencia y no te puedes creer cuando coges el móvil, que ese número que sabes tan bien, pero que quieres borrar a toda costa, esta intentando contactar contigo.

En un primer momento dudas, porque no sabes de qué lado te viene, si lo hace para joderte más, para saber si viene en son de paz o solamente, si te echaba de menos y en un ataque impulsivo te envió algo, para luego arrepentirse nada más enviártelo. Por eso mismo, tienes que mantener la cabeza fría, algo que no hiciste cuando estabas con ella, algo que aprendiste en este tiempo de reflexión. Tu talón de Aquiles está a prueba con el mayor de los desafíos.

Tus deseos, a los que has rezado, a los que has implorado, se vuelven reales, cuando en el siguiente mensaje te dice, que te llamará, porque quiere hablar contigo lo que ha pasado y pedirte perdón. Un perdón que quizás tu tengas también que pedir, porque hasta donde habéis llegado, ha sido culpa de los dos, una situación tan extrema no se llega, por cuenta de uno solo.

Y llega ese momento, después de toda esta espera, en la cual ella, no ha parado de darle vueltas ni un minuto y quizás su cabeza, ha estallado mil veces más que la tuya, deseosa, quizás, de oír otra vez tu voz.

Cuando el sonido del teléfono entra en escena, por culpa de su llamada, un millón de sensaciones vienen a ti, en ráfagas de imágenes de todo lo que vivisteis juntos, es eso, que dicen que pasa, cuando uno muere y delante de ti, pasa la película de tu vida en forma de imágenes a toda velocidad. Te tiembla la mano, el dedo no da acertado con el símbolo del teléfono, que tendrás que deslizar para descolgar. No estabas tan nervioso, desde que os besasteis la primera vez, pero en este caso, es un nerviosismo, que viene acompañado por una emoción oscura de desconfianza, de saber, que toda vuestra historia ya ha pasado y esto sólo es una dulce despedida.

El primer contacto es terrible, tú estas a la defensiva y ella también y a la vez enfurecida, te echa todo lo que no le gustó en cara, que son esas mismas cosas, que cuando todo era perfecto le parecían geniales. Tú haces lo mismo y con más fuerza si cabe, la guerra está declarada y por un lado te invade un sentimiento raro, que tiene que ver con la tristeza extrema. Porque piensas en todos los buenos momentos que tuvisteis y lo felices que fueron y ahora sientes pena, porque habéis pasado al otro externo y no te gusta terminar así con una persona con la que vivisteis cosas tan intensas y bonitas, aunque fuese en un espacio corto de tiempo.

Luego, después de tiraros todos los trastos del mundo a la cabeza, de oírla llorar como no la había oído antes, porque le quema el dolor que tú también le has causado, llega el momento de acercarse, de no ser tan duro, de tragarte tu ego y que ha salido malherido la enfrentarse al de ella. Es quizás, este momento, el que más cerca estéis desde que os separasteis, y quizás, en el que estaréis de ahora en adelante, porque por arte de magia o de necesidad, os volvéis cómplices, una pequeña llama se encendió de repente, a sabiendas, que pronto se apagará, por eso mismo, intentas perdonarla, hablarle de forma cariñosa, coger confianza otra vez más, sacarle una sonrisa, que hacías que no oías meses y que te da más fuerzas para seguir en este estado más tiempo. Y ella te hablará de los momentos buenos que tuvisteis, de esas canciones que sonaron y que fueron la banda sonora de una historia decadente, de esas conversaciones hasta la madrugada del comienzo de cuando os estabais conociendo, de esas caricias y esos besos que dice ella, son el tesoro que queda para siempre en vuestra retina.

Y durante el tiempo que existió este pequeño gran momento amoroso otra vez, te sentiste pletórico, creyendo incrédulo, que quizás las cosas se podían solucionar de nuevo, pero miras a tu interior y sabes que no va a poder ser, porque ambos tenéis heridas de guerra que tardaran muchísimo en curar, o quizás jamás lo hagan. Todo este momento, fue un espejismo.

Cuando llega la hora de despedirse, ninguno de los dos quiere marcharse, pero tanto tú, como ella, no queréis colgar el teléfono, porque sabes, que cuando lo hagáis, todo se acabó para siempre, por eso, en este momento, los silencios, el no saber que contarle, ni ella el no saber cómo decir adiós, tiene tanta importancia. Cada silencio es un adiós en el corazón, cada nueva conversación sin sentido pero que sirve para alargar la agonía, significa una lágrima…

Pero nada es eterno y menos una historia de amor muerta, así que, comenzar con la despedida telefónica es una mezcla de liberación y terror al mismo tiempo, lo primero, porque al final, una vez os despidáis, os podréis olvidar (o eso creéis) y lo segundo, porque te aterra que la sueltes definitivamente y ella a ti y ya no exista marcha atrás para volver a encontraros.

Ya no hay más tiempo para alargar lo que se está convirtiendo en una agonía, así que, escucha su voz por última vez, saborea sus silencios, su voz, que cambia y se ha vuelto más temblorosa, al saber que todo le queda unos segundos de vida. Y cuando te despidas, intenta que tu voz no tiemble como la de ella, ser más fuerte, que esas lágrimas que se acercan a tu ojos y ella no puede ver y quizás tu tampoco las de ella, no salten a escena. En estos momentos, uno tiene que despedirse con elegancia, con esa sensación de que la puerta queda medio abierta, pero a la vez la has cerrado a cal y canto. En definitiva, un adiós, pero que parezca un hasta luego.

Canción para escuchar en bucle: fake Plastic Trees – Radiohead

Jordi Cicely

Este es el lugar donde descansan las emociones de un escritor curioso, aventurero, emocional, romántico, caótico, tozudo, insensato, sensible, tenaz, persistente, impulsivo, vital, soñador... y que cuando se mira a un espejo y se queda un rato en silencio, se ve como un viajero incansable, amante pasional, escritor espontáneo, amigo infranqueable. Mis pasiones: La música (la Psicodelia, los Oldies, lo Sixtie, el Brit Pop, Queen y Freddie Mercury, el Indie, el Shoegazing, Brian Wilson y los Beach Boys, el Pet Sounds), la literatura, los relatos, la Generación Beat de Jack Kerouac, el existencialismo de Camus, los poemas de Rimbaud, El Principito, los viajes por el mundo, cinco ciudades inolvidables (Braga, Londres, Brighton, La Habana y Hong kong), el cine de Larry Clarck, Godard y la Nouvelle Vague, la serie Doctor en Alaska, el pueblecito de Cicely, el movimiento Mod, el British Style, la marca Fred Perry, la cerveza Superbock, la Holanda de Cruyff del 74, el Budismo, la noche en silencio, Latinoamérica, las chicas misteriosas, la vida...que es un suspiro. Solamente una cosa más: Si quieres perderme, sólo tienes que mentirme.

5 Comments

  • laugurut

    Todos , absolutamente todos, hemos pasado o estamos pasando por esta situacion.Esa sensación de que se te va la vida al escuchar su voz, al verle …de volver a sentir sensaciones que creías olvidadas y a revivir todo lo vivido con esa persona ( buenos y malos momentos)
    Pero ingenuos de nosotros, sabemos que no hay vuelta atrás , algunos trenes solo pasan una vez en la vida…..
    Gracias «crack» !!!!!!!

  • Sole

    Estoy totalmente de acuerdo contigo en todo lo que dices. Conozco pocas personas que no hayan vivido algo parecido y no se hayan sentido así en algún momento de su vida. Son sensaciones tan contradictorias que parece que la cabeza te va a estallar y es cuando te ves lleno de cólera y rabia cuando ni siquiera te reconoces a ti mism@. Pero te voy a decir unas palabras que en una ocasión que yo me sentía como tú una buena persona me dijo: Saca todo lo que te mata de tu interior, todo lo tóxico y deja el pasado en su lugar para que puedas sacar un buen aprendizaje de él. Y recuerda que en esta vida, existen muchas personas que no pueden parar de pensar en ti y que se están muriendo de ganas de darte un beso, un abrazo o simplemente de recibir una sonrisa cómplice durante un saludo. Revive tu interior para que esas personas vuelvan a sanearte y que tú te vuelvas a sentir mejor.
    Sigue escribiendo!! 😉

  • Sofía. F.

    Quien no ha pasado por algo así alguna vez? Se te parte el alma, la angustia se apodera de ti. No eres tú, tu mente desquiciada te controla como un alien que ha entrado en tu cuerpo y te desgarra por dentro. Nada tiene sentido ya, la vida es un camino de lágrimas y no ves el final de tanto dolor.
    Pero nada es para siempre. Y ese dolor tarde o temprano se mitigará. Con mucho trabajo, mucha lucha interior y mucho sufrimiento. Incredulidad, negación, ira, odio, desprecio, hay que pasar todas las fases del duelo y quizás algún día conseguirás llegar a la indiferencia, y ahí has de quedarte. Por fin estarás en paz y libre. ¿Cuanto se tarda en llegar? Eso, querido amigo, dímelo tú. ¿Cuanto tardaste tú? 1000 noches sin dormir, un millón de lágrimas, 500 cafés y alguna que otra botella de ron…. y si aún con esto no bastó …. varias visitas al psiquiatra, paroxetina y alprazolam.

  • Emma

    Las grandes historias de amor nos hacen,con el paso del tiempo, más libres y mejores.
    Un gran amor es un paseo que surca y florece el corazón de los que han tenido la suerte de disfrutarlo.
    Me ha encantado Jordi.. Enhorabuena y un beso muy grande!!