Momentos

La distancia que nos mata

Comienzan con una ilusión desbordante, por el simple hecho de que es uno de los retos más grandes que tiene delante el corazón, se convierten en una especie de batalla invisible que tendrás que combatir y que, si sale bien, beberás de su victoria el resto de tus días.

Las relaciones a distancia, son una especie de desafío para dos partes que desearían con locura estar juntos, pero que por alguna razón mayor no pueden estarlo. Aun así, se intenta, sabiendo muchas veces que el final no será el deseado, porque esta clase de historias nacen con cierto desgaste desde el mismo día que comienzan.

Alguien me dijo no hace mucho, que hay tres clases de relaciones a distancia: 1) las que ya están consolidadas, personas que llevan mucho tiempo juntas y que por alguna razón tienen que separarse; 2) aquellas que casi se acaban de conocer y al poco tienen que separarse y 3) las que han iniciado una andadura 2.0 y jamás se han visto en persona. Tres formas de amar en la distancia, y tres formas distintas de llevarlo a cabo.

Quizás las más mágicas, son esas en las que ambos se conocieron por Internet y jamás se vieron o las que nada más conocerse tuvieron que separarse; En estas últimas, el proceso del enamoramiento, ese que aparece al comienzo y en el que te gusta todo de la otra persona y tú le gustas a ella, es brutal. Nunca antes te habías sentido así de bien y nunca anteriormente, nadie te había gustado tanto. Esto pasa, porque la llegas a idealizar de tal manera al tenerla lejos, lo mismo que ella a ti, que con el sólo hecho de que levante un brazo, para tí, ya mueve al mundo. El apenas conocerse y tenerlo que hacer poco a poco en la distancia, a veces juega malas pasadas, aunque también es un desafío para los dos. Esas ganas de veros, ese deseo de estar juntos, de tener un primer encuentro o de repetir ese ansiado reencuentro, lo desborda todo y hace que los defectos se conviertan en virtudes. No tener a alguien delante, hace que su figura se vuelva más grande e increíble, más que nada, porque al no tenerla enfrente, no sabes realmente como siente y tampoco chocas con lo que no te gusta de ella y al final… la distorsionas. Luego está la otra parte, en esta etapa, cada uno tiene que ocuparse de su mitad, de toda la basura que lleva encima. En una relación lo más importante es que cada uno se ocupe de lo suyo, de sacudir esos demonios interiores, de calmar esas ansias, de estar preparado para comenzar una aventura, no te puedes ocupar de la otra mitad, decirle a ella lo que tiene que hacer, como tiene que sentir y cómo actuar en caso de que vengan los malos momentos, si haces así nada sale. Se trata de que cada uno, en partes distintas trabajen su interior y no esperen nada del otro, simplemente hay que estar seguro de hacer cada uno bien su proceso. Al fin de cuentas, te estás enamorando de una imagen que sale proyectada en una pantalla, de unos textos que se escriben en tu WhatsApp o de su voz que te envía en mensajes. Te ilusionan partes de ella que te envía, pero no lo haces de todo su conjunto.

Se lucha desde el principio, con muchas ganas, más incluso que en una historia convencional, porque se sabe, que, si se afloja la velocidad, la distancia, unida al tiempo, lo destruirá todo desde el mismo momento que comienza vuestra historia, porque sabéis, que ambas, ya os están pisando los talones nada más comenzar. Así que los dos, os hacéis una especie de promesa y es la de no desfallecer, aunque la velocidad sea meteórica y el alma se canse por el camino. Y todo lo que tiene que pasar en un año, aquí se hace en un mes, es una forma de engancharse y no soltarse por nada del mundo, es una ilusión de querer quedar los dos atrapados fuertemente de manera que nada os separe.

Los que hemos vivido estos amores lejanos, sabemos que, al hablar de ellos, se nos posa una extraña sensación sobre el cuerpo, una mezcla de resignación y nostalgia, con un cierto aire de cansancio, como el de explicarle a alguien que te pregunta por decimocuarta vez la misma historia y tú vas a tener que contestar siempre lo mismo. Las relaciones a distancia, son sin duda, las que más duran en la memoria, el recuerdo de esa persona a la que tuviste lejos, vendrá a ti, en esos momentos de tremenda soledad, para saborearlo una vez más y que no contarás a nadie. Son tremendamente nostálgicos, más que nada, porque arrastraran esa pregunta que todos nos hacemos: ¿Qué había pasado si estuviésemos juntos?… y cuya respuesta jamás sabremos, pero desearíamos tener.

Esta nostalgia también viene en gran medida por ese resquemor que te dejan dentro las derrotas más amargas, y lo fue, porque sabes, que, a pesar de luchar con todas vuestras fuerzas, esto se fue al traste y poco a poco, sin casi enteraros, habéis sido derrotados en una guerra silenciosa, que el tiempo, unas veces el mejor aliado y en estos casos, vuestro peor enemigo, ha sido el encargado de poner tierra sobre el precioso objetivo de ambos. Es una tristeza suave, la que envuelve tu alma una vez que la historia se rompe, también hay una especie de júbilo por desapegarse de una historia, que sabes, no tenía ningún sentido, ni conducía a ningún sitio, aunque esto es tal vez un engaño de tu cabeza, para aflojar un poco, el corazón, que está envuelto en esa dichosa pena.

Pero la distancia mata, porque quieres tocar a esa persona, quieres mirarla a los ojos, quieres sentir su aliento cuando ella duerme enfrente de tí, quieres abrazarla en los momentos bonitos y lo único que tienes es el consuelo de que esto ocurra lo antes posible. Luego llega la etapa más mortífera, la de los nervios, la de las dudas, las ansias que se acrecientan cada WhatsApp que te envía, a cada mensaje que lees o cada fotografía que recibes por sorpresa. Nacen dudas, porque no sabes que estará haciendo, si te está mintiendo, si todo esto que ocurre es una ilusión que se ha formado en su cabeza y también en la tuya. Es la etapa en que late con más fuerza la sensación de soledad y en la que el echarse de menos es un calvario, en cambio, es un arte el saberlo llevar. Estas dudas se acrecientan por varias razones, porque tampoco sabes con certeza si el encuentro y todo lo demás van a poder materializarse, por lo que vives una especie de sueño y pesadilla constante a la vez, aunque también dudas de que esta pasión dure mucho y se diluya a medida que pasen las semanas…

La verdadera frustración viene a la hora de comunicarse, el WhatsApp, la pantalla de un ordenador es la forma más cerca que tienes para estar con ella, se crea una especie de impotencia a no poder tocarla o respirar ese olor tan suyo y que hace que la diferencies del resto entre un millón. Es aquí cuando te entran unas ganas enormes de abrazarla, de envolverla entre tus brazos y luego comértela a besos, aunque lo único que puedas abrazar sea la pantalla de tu portátil. Y no quedan más que haceros promesas que quizás jamás se cumplirán, promesas que hablan de hacer un montón de cosas para cuando llegue el momento de estar juntos, de ir a un montón de lugares, tantas y tantas cosas, que no os llegarían las horas de un día entero, pero los hacéis de igual forma para engañar al subconsciente, que os dice que no las podréis llevar todas a cabo, o quizás ninguna. La noche y sus horas son vuestras grandes aliadas para estos planes y mil más, porque en ella, todo lo que tenga que ver con el corazón se magnifica, las emociones laten de tal forma, que lo invaden todo y hasta incluso, pueden cambiar la imagen de la habitación donde te encuentras…

Mi última historia fue la de un amor que conocí en la Patagonia, un amor que nunca salió de El Calafate y quizás ahí, en el otro lado del mundo, a más de trece mil kilómetros de distancia, el corazón se me volvió a parar después de un tiempo sin hacerlo. Y a pesar de que pusimos todo nuestro empeño, no caminó. No salió jamás de la pantalla de un teléfono celular.

Jordi Cicely

Canción para escuchar en bucle: Medicine – The 1975

Este es el lugar donde descansan las emociones de un escritor curioso, aventurero, emocional, romántico, caótico, tozudo, insensato, sensible, tenaz, persistente, impulsivo, vital, soñador... y que cuando se mira a un espejo y se queda un rato en silencio, se ve como un viajero incansable, amante pasional, escritor espontáneo, amigo infranqueable. Mis pasiones: La música (la Psicodelia, los Oldies, lo Sixtie, el Brit Pop, Queen y Freddie Mercury, el Indie, el Shoegazing, Brian Wilson y los Beach Boys, el Pet Sounds), la literatura, los relatos, la Generación Beat de Jack Kerouac, el existencialismo de Camus, los poemas de Rimbaud, El Principito, los viajes por el mundo, cinco ciudades inolvidables (Braga, Londres, Brighton, La Habana y Hong kong), el cine de Larry Clarck, Godard y la Nouvelle Vague, la serie Doctor en Alaska, el pueblecito de Cicely, el movimiento Mod, el British Style, la marca Fred Perry, la cerveza Superbock, la Holanda de Cruyff del 74, el Budismo, la noche en silencio, Latinoamérica, las chicas misteriosas, la vida...que es un suspiro. Solamente una cosa más: Si quieres perderme, sólo tienes que mentirme.

3 Comments

  • laugurut

    Aunque a priori es muy dificil de sobrellevar….la distancia a la larga puede ser beneficiosa siempre y cuando por parte de los dos implicados haya respeto , confianza y fidelidad. Estar 24 horas juntos y hacer todo siempre juntos no es nada beneficioso para la pareja.
    Quedate con eso de que: «Si esa persona es para ti , lo es teniendola a 2 milimetros o a 10.000 km.»

  • Isabel

    Que sorpresa encontrar este relato, retrato de una experiencia vivida! Gracias por darle forma a mi propio proceso. Yo me fui de viaje a Costa Rica y mi vida cambio en Tortuguero. Hoy tu relato, resume mis dias siguientes a aquel viaje al paraiso…

  • Alfredo

    La distancia une Jordi, la proximidad diaria demuestra si era lejano o cercano el amor.